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miércoles, 24 de marzo de 2010

A estudiar!!!

GLOSARIO Y DATOS BIOGRAFICOS


Esta materia se remite al saber epistemológico de un campo cinetifico específico: la PSICOLOGIA. Ésta, en tanto ciencia posee un vocabulario propio, por lo cual sugiero, para facilitar la reconstrucción de los contenidos que vayan elaborando un GLOSARIO con aquellos términos y conceptos nuevos.
Es necesario ir apropiándose de dicho vocabulario para comprender este campo del saber.
También les propongo que vayan construyendo un apartado con referencias bibliográficas de los distintos autores, filósofos y psicólogos, y demás personajes que vamos citando para contextualizar sus palabras e ir elaborando un marco de referencia

Algunas aclaraciones


¿Cuál es la diferencia entre concepción clásica y Psicología Clásica?
Generalmente se confunde la “concepción clásica” con la “Psicología Clásica”. El primer concepto se refiere a las distintas concepciones del hombre a lo largo de la historia del pensamiento humano: concepción clásica (antigua), concepción cristiana (medieval) y concepción moderna. En cambio, el segundo término se refiere a la escuela de psicología creada por Wundt y se la denomina normalmente como clásica por haber sido la primera escuela de Psicología que sistematiza sus investigaciones y hace entrar, de este modo, a esta disciplina en el ámbito de las ciencias.
¿Significan lo mismo Psicología Clásica, Psicología Experimental, Psicología de conciencia?
Otro punto de confusión frecuente son los distintos nombres que ha recibido esta primera escuela de Psicología. En diversas bibliografías podrás identificar las siguientes denominaciones: “Psicología Clásica”, “Primer laboratorio de Psicología Experimental”, “Primera Escuela de Psicología”, “Psicología fundacional”, “Psicología científica”, “Psicología decimonónica” (del siglo XIX), “Psicología de la conciencia”, “Psicología de los fenómenos de la conciencia”. Todas ellas se refieren a la misma escuela: la de Wundt, creada en Leipzig –Alemania- en 1879.
¿Es el Conductismo o la Psicología de los contenidos de la conciencia la primera psicología científica?
A partir de que se introduce la escuela conductista, muchos alumnos tienden a tomar como absolutas las críticas que Watson dirige a la escuela de Wundt y, así, concluyen que la Psicología de Conciencia no seguía los postulados del Positivismo, o sea, que no era científica. Hay que tener en cuenta que éstas son las opiniones de Watson y sus seguidores pero que las realizan, como todo pensador, desde sus propios puntos de vista e influidos por sus diversos contextos históricos, sociales, políticos y económicos. En la historia de la Psicologíala Psicología Clásica sí es tomada como una escuela positivista y, por ende, científica.

domingo, 14 de marzo de 2010

Breve historia de la psicología

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Lecturas Complementarias: La subjetividad

Solemos entender por subjetividad un estilo personal, una forma idiosincrásica de percibir y significar la experiencia y, a la vez, una tendencia que caracteriza a determinada época o sector social. También recordamos que el concepto se relaciona con la capacidad de pensar y, por lo tanto, con la adquisición, que sólo se produce en determinadas circunstancias favorables, de una actitud reflexiva que implica tomar al sí mismo como objeto de análisis. Se trata de que la propia actividad del “sujeto” se tome como “objeto”. La actitud reflexiva supone también el desarrollo de la capacidad para cuestionar las significaciones imaginarias establecidas por el colectivo anónimo y para generar representaciones innovadoras.




Otra característica de la subjetividad es la acción deliberada, o sea la creación de un proyecto vital. Para Castoriadis, el sujeto es una creación histórica que puede o no advenir y se caracteriza por la reflexividad y la voluntad.



De modo que la subjetividad es entendida como un logro histórico en nuestra especie... De modo que ser un sujeto psíquico implica agencia, autoría, empoderamiento.


* Por Irene Meler en la Primera parte de la conferencia de cierre del XI Congreso Metropolitano de Psicología (APBA). Buenos Aires, en julio de 2008.

Lecturas Complementarias

“Te voy a decir la verdad”

Por Isidoro Vegh *
René Descartes llegó a la conclusión de que todo lo que él había aprendido no le servía para sostener una verdad incontrovertible y decidió encontrar esa verdad. ¿Para qué? Como ya dijimos muchas veces en broma, no era que la buscaba porque tenía pasión por la verdad, con la verdad a él le pasaba lo mismo que a cualquiera de nosotros: cuanto más lejos, mejor. Imagine cualquiera de ustedes que su amiga, o su amigo, o su pareja viniera y le dijera: “Te voy a decir la verdad”. ¿Qué le dirían?: “No, gracias, lo dejamos para otro día”. Si Descartes quiere encontrar una verdad que se sostenga, una verdad apodíctica, es –y lo dice bien claro– porque quiere pasar bien la vida. Entonces dice: “Bueno, comencemos. La vida, el mundo, ¿cómo llega a mí? Por las sensaciones, mis órganos sensoriales. ¿Puedo confiar en ellos? No, no puedo confiar en lo que los sentidos me brindan. Entonces, ¿qué otra cosa podría hacer?”. Y vive la vida, la verdad es la vida, se aprende viviendo. Descartes gasta tiempo de su vida en recorrer cada una de estas cuestiones, no es que lo estuvo investigando como el profesor universitario detrás de un escritorio.



Entonces, se dijo a sí mismo: “Esto me pasa porque no veo bien. Si yo creara instrumentos de óptica que corrigieran los errores se vería mejor”. Y se dedicó a la óptica. Tiene tratados de óptica. Hasta que descubre que, por más tratados de óptica que haga, cuando sueñe va a seguir creyendo que eso que ve es lo que es. No le va. Y dice: “Ya sé, encontré el lugar para la verdad apodíctica: la geometría euclidiana, ciencia exacta”. Unida a la lógica, partimos de premisas, hacemos la deducción que corresponde y llegamos a conclusiones inamovibles. Y ahí se le ocurre la idea: “¿Pero si hubiera un genio maligno que me haga creer que 2+2 es 4 cuando 2+2 es 5?”. A esto se le llama la duda hiperbólica. Entonces se ilumina y dice: “Acabo de encontrar una certeza: todo este tiempo estuve dudando, de eso no tengo duda. Yo estuve dudando, fui una existencia que dudaba”. “Pienso, luego soy” puede ser también “Pienso, luego existo”, o puede ser también “Dudo, luego existo”. Hasta aquí podríamos estar de acuerdo con él. Hasta aquí es lo que, en la filosofía, abre de derecho lo que Galileo ya había inaugurado de hecho: el camino de la ciencia moderna. La ciencia moderna se inaugura cuando se admite lo que Marx subrayó: que las cosas del mundo no muestran su verdad a cielo abierto. Si así fuera, no haría falta la ciencia. Lo que Descartes hace con la duda hiperbólica es darle un lugar de derecho a la investigación científica. Podríamos preguntarnos, entonces, ¿por qué Lacan está en contra? Lacan cuestiona lo que está implícito en el “pienso, luego existo”: el yo. Yo pienso, luego existo. Es aquí donde podemos entender por qué, en los primeros renglones de “El estadío del espejo...”, Lacan dice: “Nos opondremos a toda filosofía surgida del cogito cartesiano”. No es casual que cuando él visitó Estados Unidos, el encuentro con el filósofo Willard van Orman Quine fue un diálogo de sordos. Quine hablaba desde el cogito cartesiano, desde un Yo pienso, un orden racional consciente, con leyes inconscientes pero que responden, en última instancia, a una racionalidad consciente; y Lacan habla precisamente desde los lugares donde esa racionalidad trastabilla, comete fallidos, lapsus, balbucea, sueña, hace chistes, cree en Dios.

* Extractado del libro Yo, Ego, Sí-mismo. Distinciones de la clínica, que distribuye en estos días editorial Paidós.